En nuestro anterior blog, hicimos una pequeña introducción al Design Thinking. Ahora es momento de analizar más en profundidad la metodología y conocer las 5 fases del DT.
Un ciclo de design thinking se caracteriza por:
La búsqueda de la innovación centrada en la persona.
La necesidad de la observación para descubrir las necesidades no satisfechas dentro de un contexto y las limitaciones de una situación particular.
La iteración de las soluciones, que se van completando con nuevas ideas, probando y ajustando.
La involucración de clientes o usuarios finales, que minimiza la incertidumbre y el riesgo de la innovación.
El uso de las percepciones, en las que se confía, entendiéndose que complementan a los datos objetivos. El estilo del diseñador y el propósito del proyecto en el que se aplique la metodología de Design Thinking pueden influir en las fases de este proceso. De hecho, existen distintas variantes en uso hoy en día, que, aunque similares, oscilan entre las tres o cuatro y las seis o siete etapas
No obstante, todas las variantes de Design thinking encarnan los mismos principios. Incluso para los enfoques más vanguardistas existen 5 fases. Son las siguientes:
Empatizar con los usuarios o clientes. Es la forma de extraer el máximo de información, datos procedentes de la comunicación, verbal y no verbal, que guiarán hacia la consecución de conocimiento accionable.
Definir sus necesidades, sus problemas y sus ideas. Una base sobre la que desarrollar planteamientos alternativos y nuevos enfoques que aporten valor.
Crear ideas que desafíen las suposiciones y deriven en soluciones innovadoras. Es uno de los momentos más importantes y sobre el que pueden girar más iteraciones.
Configurar un prototipo. Que no será entendido como la solución final ni tampoco se verá como una respuesta definitiva al problema, sino como un avance, un paso más, en medio de un ciclo de mejora continua.
Pasar al modo de prueba con las distintas soluciones planteadas. Porque los tests son necesarios en el camino hacia la excelencia para asegurar el ajuste y la futura satisfacción del cliente o usuario.